Dark blue by Natasha Bond

autor:Natasha Bond
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico
publicado: 2013-09-23T22:00:00+00:00

Capítulo Dieciséis

Traducido por Lady_Eithne

Corregido por Leluli

Durante el siguiente par de días, no vio a Alex en absoluto más allá de la rara aparición de él alrededor del colegio, y ella apenas advirtió verlo. Se obligó a si misma a terminar el primer borrador de su disertación. La fecha límite era inminente. Como su tutor, Alex tenía prohibido siquiera leerlo, así que estaba sola.

Incluso aunque se había esclavizado por su disertación, la nota quemaba en el fondo de su mente. Se la había llevado de vuelta a la pensión de estudiantes, debatiendo si debía molestar a Alex con ello, pero decidiendo que no. La verdad es que no tenía ni idea de cuál sería su reacción. Podría reírse de ello o señalar que la nota no le había mencionado a él y podía referirse a cualquiera. O podría perder los papeles y decidir que era demasiado arriesgado continuar viéndola.

Su corazón se apretó. Realmente no esperaba que hiciera eso, pero tampoco quería tomar el riesgo. No quería que las cosas terminaran así, antes de que siquiera hubieran empezado, y aún tenía que superar dos años de estudio antes de que pudieran anunciar públicamente su relación. ¿Podrían seguir adelante en secreto durante tanto tiempo?

¿Era eso lo que el malicioso remitente de la nota realmente quería, hacer que renunciaran el uno al otro?

Empujó su portátil a través del escritorio y se masajeó las sienes. La tensión de estudiar y preocuparse le había provocado dolor de cabeza. Sentarse y meditar en las mismas cuatro paredes no iba a hacer la situación mejor, así que bien podía ir a dar un paseo.

Se puso sus zapatillas de deporte, se dirigió hacia el centro de la ciudad y pasó junto a St. Cuthbert en una ruta bien gastada que llevaba hacia la paz y los espacios verdes de los parques. Sabía que debería caminar pasando de largo el colegio, pero sus pies la arrastraron hacia la Hospedería[30].

Cada día desde que había encontrado la nota, había revisado su casillero con el corazón acelerado, anticipando otro sobre de color azul claro, pero había pasado toda una semana ahora de nada más aterrador que una invitación de Gideon a la Sociedad de Ojeadores de Ovnis.

Tenía que revisarlo de nuevo, sólo una vez más, como un niño quemado por el fuego. Si no había nada hoy, razonó, quizás el remitente se había rendido del todo. Caminó hacia las filas de cajones de madera y metió su mano en su espacio. ¡Uf! Tuvo que controlar su audible suspiro de alivio. No había nada más que una notificación de la facultad. La nota debía haber sido una excepción, una broma maliciosa hecha por alguien del colegio que había imaginado que Alex le había dado un trato especial. Ahora podía recuperar alguna apariencia de normalidad.

—¿Carla, amor?

Mientras se metía la notificación de la facultad en el bolsillo, el portero del colegio la llamó. Ella sonrió ampliamente porque le gustaba Bert, y estaba enormemente aliviada. El ejercicio ya había empezado a darle nuevos puntos de vista para

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